Casa Costeres: Geometría Pura y Materialidad como Lenguaje

Situada en la costa alicantina, en el enclave privilegiado de Calpe, Casa Costeres emerge como una declaración de intenciones. Una vivienda unifamiliar cuyo diseño busca la pureza de las formas, el arraigo mediterráneo y una perfecta integración natural con el entorno. Sobre una parcela de 1.535 m², rodeada de pinos, se alza esta residencia de 417 m²  donde la geometría depurada y los materiales nobles se convierten en protagonistas.

El proyecto, desarrollado por Pasqual Giner Arquitectura en colaboración con la diseñadora de interiores María José Auñón Cabrera, responde a un objetivo esencial: diluir los límites entre interior y exterior. La vivienda se despliega de forma serena y horizontal, generando un ritmo visual de volúmenes limpios y proporciones equilibradas que se funden con la topografía y la vegetación circundante.

Casa Costeres, una vivienda aislada que se erige como un manifiesto arquitectónico. En ella la geometría y la materialidad dialogan en perfecta sintonía donde la luz natural, los materiales nobles y la sencillez son los protagonistas.

La identidad de Casa Costeres se forja en la elección consciente de materiales nobles y en la paleta cromática que articula cada espacio. La piedra local refuerza el arraigo al paisaje alicantino, aportando textura y peso visual, mientras que la madera de roble natural introduce calidez y organicidad. El vidrio se suma como elemento de ligereza, diluyendo los límites físicos y potenciando la entrada de luz natural.

La vivienda se viste con una gama neutra de blancos, beiges y grises suaves que intensifican la luminosidad y generan una atmósfera de calma. 

Este fondo sereno se equilibra con detalles metálicos en negro y piezas puntuales en acabado mate, que aportan contraste y carácter sin quebrar la sensación de unidad. 

El resultado es una composición cromática contenida, precisa y profundamente elegante, donde cada textura dialoga con la siguiente en un equilibrio de opacidad y brillo, rugosidad y suavidad.

El corazón de la vivienda se articula en torno a una gran pieza central que reúne salón, comedor y cocina en un espacio abierto y funcional. Este núcleo se proyecta hacia el exterior a través de ventanales de suelo a techo, creando una relación directa con la terraza y la piscina. 

El mobiliario, de líneas puras, y los acabados en madera refuerzan la continuidad visual entre las distintas zonas, aportando calidez y confort.

En el juego de integración espacial, el agua adquiere un papel protagonista. La piscina desbordante, concebida como una lámina continua en sus cuatro lados, refleja la luz y multiplica las perspectivas, ampliando la sensación de horizontalidad infinita. Cada estancia, desde las áreas comunes hasta los espacios más íntimos, ha sido diseñada para favorecer la comunicación, el bienestar y un habitar consciente.

Más que una vivienda, Casa Costeres representa una obra de arquitectura pura donde la geometría, la materialidad y la luz se entrelazan en una experiencia sensorial y atemporal. Una casa que no solo se habita, sino que se vive en diálogo permanente con su entorno.